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Disciplinas Artisticas

El poeta en la calle

La extensa bibliografía de Rafael Alberti, desde Marinero en tierra (1924) hasta el tercer volumen de La arboleda perdida (1996), fue el excepcional ejemplo de una existencia dedicada plenamente a la creación.

Resulta casi imposible encontrar composiciones suyas desligadas de la realidad que le tocó vivir, algo que lo convierte en uno de los escritores más autobiográficos de su generación. Su nacimiento en El Puerto de Santa María, a orillas de la bahía gaditana, marcará para siempre con imborrables huellas su trayectoria vital y artística.

Yo, marinero en la ribera mía,
posada sobre un dulce y cano río
que da su brazo a un mar de Andalucía.

Marinero en tierra, 1924

Desde muy pequeño muestra un enorme interés por la pintura, pero su auténtico descubrimiento se produce en 1917, cuando entra por primera vez en el Museo del Prado.

Pronto abandonará esta primera vocación: en 1920, la muerte de su padre marcará un nuevo rumbo en su vida, ya que es ante su cuerpo presente cuando afloran de su pluma los primeros versos.

Tu cuerpo
largo y abultado
como las estatuas del Renacimiento
y unas flores mustias
de blancor enfermo.

«Requiem»

En la Residencia de Estudiantes de Madrid el joven definirá claramente su vocación poética.

Creará lazos de amistad indestructibles con García Lorca, Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Salvador Dalí, Luis Buñuel... todos aquellos excepcionales nombres que conformarán la mítica Generación del 27. Su primer libro, Marinero en Tierra, recibirá en 1925 el Premio Nacional de Literatura. Entre los miembros del jurado, Don Antonio Machado, uno de los poetas que más admiró siempre.

La sorprendente, agónica, desvelada alegría
de buscar la Pintura y hallar la Poesía,
con la pena enterrada de enterrar el dolor
de nacer un poeta por morirse un pintor...

Museo del Prado

Sus primeros libros de poemas, en los que conjuga la mejor tradición lírica con la frescura y originalidad vanguardista, comienzan a sucederse: La amante (1926), El alba del alhelí (1927), Cal y Canto (1929), Sobre los ángeles (1929).

Su inquieta personalidad lo llevará a una progresiva y firme concienciación social. Esto quedará patente en su elegía cívica Con los zapatos puestos tengo que morir (1930), que lo convertirá en un auténtico “poeta en la calle”, como siempre le gustó llamarse.

Tras su apoyo a la II República, afiliación al Partido comunista y activismo durante la contienda, llegó el exilio en 1939. Este alejamiento de su tierra alentó todavía más su actividad literaria. Así, durante su primer año de destierro en París escribirá Vida bilingüe de un refugiado español en Francia y Entre el clavel y la espada.

La sostenida nostalgia por su separación de España quedará reflejada en libros escritos en Argentina.

¡Oh, Roma deseada, en ti me tienes,
ya estoy dentro de ti, ya en mí te encuentras!
Me agrando o adelgazo por las calles y plazas
de este barrio que habito junto al río,
barrio que me recibe embanderado,
como una barca de tendidas ropas...

Roma, peligro para caminantes (1968)

La reinstauración de la democracia pone fin a un largo exilio.

El “poeta en la calle” lo será más que nunca cuando, tras una singular campaña política en verso por las calles y plazas de Andalucía, sale Diputado por Cádiz en las primeras Cortes Generales, un escaño al que renunciará meses después, pero sin abandonar su compromiso político.

que los años en mí no son hojas, son flores
que nunca soy pasado sino siempre futuro.

Sabes tanto de mí (1968)

Su labor literaria vuelve a ser reconocida en España.

Recibe premios tan destacados como el Cervantes de Literatura y el Nacional de Teatro, ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, es nombrado doctor Honoris Causa por diversas universidades, publica el segundo volumen de memorias y varios libros de poemas.